
Una mujer y varios niños pasan junto a un soldado de guardia en Ciudad Juarez, México, 2009 (AP Photo/Miguerl Tovar)
En Juárez se respira desesperanza. Las calles desiertas y las casas deshabitadas -se calcula que hay unas 100.000- dan cuenta de la derrota de una sociedad que en casi dos décadas pasó del horror a la indignación, la rabia y el agotamiento. La noche, que alguna vez fue viva en el centro, impone una suerte de toque de queda voluntario. Pocos se animan a caminar por las aceras, aun de día, y la mayoría piensan dos veces antes de contestar llamadas de teléfonos desconocidos. Un tercio de las tiendas están cerradas.
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